Cuando la economía se encamina hacia una recesión, es natural que inversionistas se preocupen por la caída de los precios de las acciones y el impacto en sus carteras. Al mismo tiempo, es posible que escuches informes sobre la caída de la construcción de viviendas, el aumento de las solicitudes de subsidio de desempleo y la contracción de la producción económica. Pero, ¿qué tienen que ver la construcción de viviendas y la contracción de la producción con tu cartera de inversión? Y, aparte de todos estos riesgos, ¿cómo te afecta una recesión como inversionista?
El ciclo económico
Para comprender el estado de la economía en un momento dado y cómo afecta al mercado bursátil, debemos empezar por el ciclo económico. En general, el ciclo económico se compone de cuatro periodos diferentes de actividad, cada uno de los cuales puede durar meses o años.
1- Pico
En su punto álgido, la economía funciona a todo vapor. El empleo está en niveles máximos o cerca de ellos, el producto interior bruto (PIB) real crece a buen ritmo y los ingresos aumentan. Toda esta actividad económica positiva se refleja en los precios de las acciones, que en muchas empresas y sectores alcanzan máximos históricos. Para mostrar su gratitud a los accionistas por su continuo apoyo e inversión en México o en cualquier país del mundo, las empresas pueden aumentar el reparto de dividendos.
Y lo que es menos alentador, los precios tienden a subir debido a la inflación. Aun así, la mayoría de las empresas, trabajadores e inversores disfrutan de los tiempos de bonanza.
2- Recesión
La frase “todo lo que sube tiene que bajar” se aplica perfectamente en este caso. Después de experimentar un gran crecimiento y éxito, los ingresos y el empleo empiezan a disminuir por diversas causas. Puede ser un acontecimiento externo el que desencadene la recesión, como una invasión o un shock de oferta, una corrección repentina de los precios de los activos sobrecalentados o una caída del gasto de los consumidores debido a la inflación, que a su vez puede llevar a las empresas a despedir empleados.
Durante una recesión, los precios de las acciones suelen caer en picado. Los mercados pueden ser volátiles y los precios de las acciones experimentan oscilaciones salvajes. Los inversores reaccionan rápidamente ante cualquier indicio de noticias -buenas o malas- y la huida hacia la seguridad puede hacer que algunos inversores retiren su dinero de la bolsa por completo.
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Dado que los salarios que pagan las empresas a sus trabajadores y los precios que cobran a los consumidores son “inelásticos”, o sea, inicialmente resistentes al cambio, la reducción de las nóminas es una respuesta habitual. El aumento del desempleo empuja aún más a la baja el gasto de los consumidores, desencadenando un círculo vicioso de contracción económica. Una recesión se define generalmente como dos o más trimestres consecutivos de descenso del PIB real.
3- Depresión
El valle es la parte del ciclo económico en la que la producción y el empleo tocan fondo antes de empezar a subir de nuevo. En este punto, el gasto y la inversión se han enfriado significativamente, presionando a la baja los precios y los salarios.
Los puntos bajos pueden ser difíciles de identificar en el momento en que se producen, pero son reconocibles en retrospectiva. Los mínimos son el punto en el que la actividad empresarial pasa de la contracción a la recuperación. Una señal de que se ha producido un punto mínimo, o está a punto de producirse, es cuando las cotizaciones bursátiles comienzan a recuperarse tras un descenso significativo. Este reequilibrio de la economía hace que las nuevas compras resulten atractivas para los consumidores y que las nuevas inversiones, en mano de obra y activos, resulten atractivas para las empresas.
4- Recuperación y expansión
Durante esta etapa, la economía empieza a crecer de nuevo. A medida que consumidores gastan más, empresas aumentan su producción, lo que les lleva a contratar a más trabajadores. Surge la competencia por la mano de obra, lo que hace subir los salarios y pone más dinero en los bolsillos de los trabajadores y los consumidores. Esto permite a las empresas cobrar más por sus productos, provocando una inflación que empieza siendo baja y lenta, pero que puede llegar a detener el crecimiento y volver a empezar el ciclo si sube demasiado. A largo plazo, sin embargo, la mayoría de las economías tienden a crecer, y cada pico alcanza un nivel más alto que el anterior.
El modelo del ciclo económico que te compartimos hoy, está demasiado simplificado. Las economías experimentan a veces recesiones de doble caída, por ejemplo, en las que otra recesión sigue a una breve recuperación. Tampoco todas las economías disfrutan de una senda de crecimiento positivo a largo plazo. Las relaciones entre gasto, precios, salarios y producción descritas anteriormente también son demasiado simples. Los gobiernos suelen tener una gran influencia en todas las fases del ciclo. Una fiscalidad excesiva, la regulación o la emisión de moneda pueden desencadenar una recesión, mientras que los estímulos fiscales y monetarios pueden dar la vuelta a una economía en contracción cuando la supuesta tendencia natural al reequilibrio no se materializa.
Entender el ciclo económico puede ayudarte a darte cuenta de que las recesiones son una parte normal del funcionamiento de la economía. Cuando la economía empieza a mostrar signos de recesión, es importante desarrollar una estrategia para afrontar los riesgos en función de tu situación financiera.
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